En Honduras el título de este post sería, "Las patricias del Louvre" ¡pero! como este blog es internacional mejor no nombrarlo así. El Louvre en serio es demasiado increíble, fantástico y fabuloso. Son más de trece kilómetros de salas de exposición permanentes y eso que exponen menos del 20% de todas sus obras. Para recorrer todo el museo son necesarias ocho horas diarias durante 7 días, eso sin contar que cada sala tiene una cantidad tan pero tan grande de información que mi cerebro no tuvo capacidad para absorberla toda en sólo seis horas. Así que mejor me dediqué el último rato que estuve en el museo a captar pequeños detalles de todas las grandes obras, específicamente los pies. Fue lo mejor que pude hacer después de ver a la Victoria de Samotcracia y la Venus de Milo. Una de las ventajas de ser hondureño son las habilidades que la vida en Honduras nos ha hecho desarrollar, la que más me sirvió fue poder meterme como la pobreza, entre ese montón de hindúes para poder ver a la Mona Lisa.
